Ya queda menos para que llegue la primavera y el buen tiempo, época del año ideal para ponernos manos a la obra y realizar una puesta a punto general en ventanas y persianas. Las inclemencias meteorológicas del otoño y del invierno ensucian las lamas. Los residuos de polvo que quedan se adhieren a los cristales e impiden su correcta limpieza.
En áreas urbanas, la contaminación es un gran problema, pues logra cubrir de polvo gris las lamas blancas, dándoles una apariencia negruzca y envejecida. Además, las partículas que consiguen alojarse en las persianas pueden llegar a causar problemas respiratorios a los habitantes de la casa en cuestión.
Tampoco podemos olvidar que, en casos más extremos, la acumulación de residuos en las persianas, en las guías o en el cajón puede terminar afectando al correcto funcionamiento del sistema, al provocarse atascos y tirones.
Para proceder a la limpieza exterior de una persiana, debemos observar ciertas reglas de seguridad. Hemos de evitar sacar el cuerpo por la ventana para alcanzar toda la superficie. Si queremos llegar hasta las zonas más inaccesibles, lo ideal es limpiar la persiana desde dentro del tambor. Para ello, tenemos que desatornillar y quitar la tapa de protección. Aprovechando la circunstancia, podemos proceder a limpiar el interior de la caja, ayudados por un aspirador. Además, también es recomendable comprobar que las lamas están bien alineadas y que todo el mecanismo está en orden.
En cuanto al material de limpieza, es suficiente un lavavajillas disuelto en agua, una esponja o gamuza y, en caso de existir abundantes residuos, un cepillo de cerdas duras. Se aconseja no emplear productos abrasivos o químicos, porque dañan los lacados, las protecciones y las propias persianas. Debemos trabajar por tramos e ir aclarando y secando las lamas, a medida que vamos enrollando la persiana (comenzamos la operación con ella totalmente bajada). Una vez concluida la labor, procedemos a colocar y atornillar de nuevo la tapa del tambor.
Igualmente, es importante mantener las guías en perfecto estado, para facilitar el correcto desplazamiento de la persiana. Una pistola de limpieza a vapor es un instrumento muy útil para hacer más sencilla esta labor, pues desprende cómodamente la suciedad que haya podido quedar acumulada.
Si tu persiana funciona con un recogedor de cinta, vigila cada cierto tiempo que no existan roces con éste o con el cajón. Es la mejor forma de evitar deterioros o roturas prematuras.
Es recomendable limpiar las persianas al menos dos veces al año. De esta manera, se evitan problemas futuros en el mecanismo, se gana en higiene e, incluso, en salud